Capítulo
VI
Desafortunadamente, como su amor había nacido de improviso, como un brote que florece en primavera y muere en invierno, también había acabado. Como el interruptor on y off de la luz, como un hechizo, como un aleteo de un colibrí. Fin.
Él había siempre creído que su amor vencería cualquier obstáculo, pero el que se presentó no fue un simple inconveniente. Aquel día fueron al hospital por un malestar de Addy. Parecía grave, pero era más grave de lo que hubieran podido pensar. El doctor le había diagnosticado cáncer al colon, muy avanzado, pero no se desmoralizaron. Su esposa luchó, luchó con uñas y dientes. Esos días fueron los peores para él, ni hablar de ella. Y al fin, siendo positivos, esperaron los últimos resultados. Pero, lamentablemente, no lo había vencido. Ella no viviría.
Esa noticia fue un disparo directamente hacia el corazón de Lucas, o más bien varios disparos en todo su cuerpo antes de llegar a su corazón. Por un día entero permanecieron tendidos en la cama, en el cuarto de ellos, tratando de digerir la noticia o intentando al menos de despertarse de esa horrible pesadilla.
Al día siguiente fue la misma Addy que reaccionó. Por cierto no quería que su vida se concluyera de tal manera, no en ese estado, no con esos recuerdos. Habló con su marido y realizó una lista con las cosas de hacer antes de morir. Eran como doscientos y, por cuanto pudieran ser increíble, la realizaron, todas y juntos. Lucas había dejado hasta su trabajo para realizar esos innumerables deseos, sin pensar a las consecuencias, pero la verdad es que no le importaba.
Y al fin toda esa descabellada diversión tuvo duración cuatro meses, luego esa llama vivaz que danzaba en sus ojos se apagó, como si alguien hubiera soplado demasiado fuerte. Lucas había tenido su día más feliz y su día más triste de su vida.
Probablemente es por eso que ahora se encontraba allí, tal vez muchos de ustedes no aprobarán su decisión, lo juzgarán, otros en cambio probarán comprensión por él. Empero, como no se podía comprenderlo. Algunos saben las emociones que el amor permite experimentar, positivas y negativas que sean, y una vez probado ese elixir, en cierto sentido de larga vida, por ellos es imposible volver atrás, saboreando sentimientos inferiores. El viudo Lucas lo sabía perfectamente, es por eso que actuó de esa manera. Respiró profundamente. Miró hacia abajo y respiró de nuevo. Luego cerró los ojos y sonrió.
“Pronto nos veremos”, susurró en su mente y con la misma sonrisa hizo un paso hacia adelante, hacia el vacío.